Una creencia es el sentimiento de certeza sobre el significado de algo.
«Es una afirmación personal que consideramos verdadera»
Las creencias afectan a la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás , de las cosas, y de las situaciones que nos rodean.
Muchas personas tienden a pensar que sus creencias son universalmente ciertas, y esperan que los demás las compartan; no se dan cuenta que el sistema de creencias y valores es algo exclusivamente personal.
Los seres humanos no vivimos la realidad en sí, sino una elaboración mental de la misma.
Lo que vivimos, tal como lo vivimos, depende más de la representación y elaboración de nuestro mapa mental, que del territorio «real» en sí.
Por ello hemos de tener claro que el mapa no es el territorio, sino un pequeño fragmento de él.
A través de nuestro sistema de creencias y valores, damos significado y coherencia a nuestro modelo del mundo, al que estamos profundamente vinculados, y con el cual nos identificamos de una forma tan incuestionable, que muchas veces nos perdemos en él.
Creencias irracionales que nos acompañan en torno a las relaciones, muchas veces de forma totalmente inconsciente, podrían ser de este tipo:
«Necesito amar y ser amado, y si no amo, o no soy amado por quien yo quiero, me causará mucha tristeza».
Esta idea plantea de manera absolutista, una condición como necesaria, que al no darse como se espera, generará en la persona respuestas de inseguridad, ansiedad y depresión. El amor básico es hacia uno mismo.
Para amar hemos de partir del reconocimiento de la propia valía personal.
«Basta el amor verdadero para que cualquier relación sea más fácil».
Refleja la conocida frase “contigo pan y cebolla”. Las parejas idealizan el amor, y piensa que esto en si mismo, les permitirá enfrentar cualquier dificultad o problema. Obviamente, muy pronto habrá desengaños, pues las relaciones requieren, además del amor, generar otras condiciones (personales, sociales, económicas…) que permitan fortalecerlas.
«Si no me ama tanto como yo lo amo, afecta mi autoestima».
Se considera que el valor personal está relacionado con la aceptación del ser amado. Si hay rechazo pondrá en riesgo la autovaloración de la persona.
«Mi pareja debe ser considerada conmigo, darme lo que necesito, entenderme y apoyarme sin que yo tenga que decírselo».
Se plantean falsos “debería” que generan enormes frustraciones
cuando la pareja no se comporta como esperamos. La exigencia domina la relación.
En nuestra cultura nos enseñan a controlar, desde la más tierna infancia, nuestro cuerpo y nuestra expresión emocional; así, dejamos de confiar en la propia auto-regulación. Y de esta manera, lo que hacemos, es aprender a bloquear la energía, la sabiduría natural del cuerpo, proveniente de la propia evolución.
El mundo
cambia constantemente y requiere respuestas
diferentes.
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